martes, 18 de diciembre de 2012

ATENCION...

Recuerden la importancia del sustento teórico de su examen. Una vez que tengan el material de sus personajes, ya sea en video, grabaciones o texto y fotos, acudan a las lecturas de cultura urbana y de los temas adicionales que crean apropiados para darle forma, sólo allí su trabajo tendrá sentido como un REGISTRO DE IMAGINARIOS SOBRE LA CIUDAD.  

Aquí recomiendo las etiquetas más importantes.


martes, 11 de diciembre de 2012

Trabajo de recuperación para quien lo necesite:



Elige cualquiera de los siguientes cortometrajes (Si tienes problemas con el inglés, el número 2 es prácticamente mudo).

Haz un análisis del corto, apoyado en las ideas revisadas sobre Culturas Juveniles, Cultura Mundo, Hípermodernidad, Híper Consumo y demás referentes que creas necesarios para tu tema.

Incluye citas para sustentar tus comentarios y/o cuestionamientos.

Envía tu documento al mail marisabbel@gmail.com hasta el lunes 17 de diciembre.

Con este trabajo puedes reemplazar tu nota más baja.

1) Iran, a Nation of Bloggers


2) Losers





Instructivo para EXAMEN FINAL



 Tema de examen:

Recoger y analizar los imaginarios sobre Guayaquil*1, de dos personajes contrapuestos*2.

1) Presentarlos en un formato atractivo que comunique de la mejor manera la visión de cada personaje: grabación de audio, video o foto reportaje. (Se aceptan propuestas de soportes creativos). El material debe estar editado y trabajado. Debe notarse esfuerzo y profundidad conceptual.

2)  Adjuntar un análisis escrito (mínimo dos carillas de word tamaño de letra 12) del discurso de los personajes, sustentado en la teoría de la materia desde comienzo de año hasta ahora, de acuerdo a sus respuestas.

Instrucciones específicas:

- El examen es individual o en parejas*3
- El formato de entrega es: un documento escrito colocado en una carpeta con su nombre y el soporte de la pieza madre donde se recogen los imaginarios, cd, pendrive o material impreso.

- ¿Qué temas debo tocar con los entrevistados?:  lo que piensan de la ciudad, qué es Guayaquil para ellos? cómo se sienten en relación a la ciudad y dentro de ella. Cómo y dónde son sus desplazamientos/recorridos dentro de la ciudad? Cómo es el Guayaquil que ellos viven?

OJO: No se trata de un testimonio de si Guayaquil “es bonito o feo, si está bien o está mal”. Por favor no caer en dualidades obvias.  No es un trabajo que se centra en alabar o rechazar la administración de la ciudad. Este tema puede aparecer lógicamente, pero no es el eje central.

Fecha de entrega:
Hasta el 21 de diciembre a las 7pm en la Facultad de Comunicación.

¡¡LÚZCANSE!!

*1: El eje central del tema es la ciudad, Guayaquil y la relación personal, INTIMA del personaje con su ciudad. Cualquier desvío del tema debe estar justificado.
*2: Personajes que estén en situaciones opuestas ya sea por su idiosincrasia, estilo de vida, gustos, edades, actividades, preferencias es decir: no sólo clase social.
*3: No podrán trabajar en parejas aquellos que ya lo han hecho varias veces a lo largo del semestre: Ej.: Mejía y Murillo, Sotomayor y Quiroz, Bayas y Guerrero, Morán y Macías, Borbor y Gaete.  La profesora tiene la “potestad real” de aprobar o desaprobar parejas.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Armando Silva: Imaginarios Urbanos



(apuntes editados como material de clase)


TEORIA DE IMAGINARIOS URBANOS.


                                                                                                            (Imagen: Artista Marita Ibañez)

La teoría de los imaginarios urbanos trata de explorar las condiciones perceptivas y cognitivas que caracterizan la vida urbana en las sociedades contemporáneas. Unas sociedades marcadas por el espectacular desarrollo que han experimentado las tecnologías digitales y por el papel clave que desempeña la información en todas las esferas de la vida de los ciudadanos. Ese desarrollo nos obliga a repensar muchas de las definiciones de conceptos como espacio público o ciudadanía propuesto por disciplinas "modernas y completas" como la antropología, la sociología o el urbanismo. "En el contexto actual, explicó Armando Silva, se produce un desplazamiento en la identidad del sujeto que protagoniza la construcción social. Ya no es la comunidad, sino el individuo, ya no es la masa (el pueblo, la nación, la clase obrera...), sino la multitud (concebida desde una dimensión lingüística como enunciación, o desde una dimensión política, cercana a la perspectiva de Toni Negri, como conjunto de subjetividades autónomas pero interconectadas en red) o el grupo (entendido como proyección de unos intereses colectivos que forman una comunidad social transitoria y trans-urbana)".

En su presentación del seminario-taller Imaginarios urbanos: hecho público, Armando Silva, escritor con PhD en Filosofía y Literatura Comparada de la Universidad de California y estudios doctorales en Semiótica y Psicoanálisis en la Ecole de Hautes Etudes en Ciencias Sociales de Paris y en la Universidad de Roma, explicó que su teoría de los imaginarios urbanos se configura alrededor de un juego de seis combinaciones que interactúan entre sí como un mapa lógico y nos permiten distinguir la ciudad de la modernidad de la urbe contemporánea (caracterizada, entre otras cosas, por sus múltiples y variables ejes de articulación, su crecimiento difuso y fragmentado y su carencia de centro).

- El primer juego de oposición parte de la premisa de que, en la actualidad, lo urbano no es sólo una categoría geográfico-espacial, sino, ante todo, un territorio simbólico, en permanente construcción y expansión, que excede los límites físicos de lo que tradicionalmente se ha considerado ciudad. En la sociedad contemporánea, la definición de ciudad se basa más en criterios temporales que espaciales. Por ello, la teoría de los imaginarios urbanos plantea la necesidad de pasar de una ciudad pensada en el espacio a un urbanismo ciudadano pensado en el tiempo. En este sentido, Armando Silva recordó que el escritor argentino Jorge Luis Borges ya aseguraba que era posible imaginar un mundo sin espacio, pero no un mundo sin tiempo. "Porque el espacio es externo y, de algún modo, ajeno al individuo, pero el tiempo está en los sujetos: es lo que pasa, como lo entendería Heidegger; o los que nos sucede, como lo dimensiona Freud", explicó Silva. Actualmente, la sociedad está experimentando un profundo proceso de desterritorialización que, en su opinión, hace que en la investigación sobre las nuevas realidades urbanas, el foco de atención analítico se desplace desde la arquitectura a las culturas.

- Uno de los hechos más significativos del mundo contemporáneo es que, por primera vez en la historia del ser urbano, se está desarrollando un urbanismo sin ciudad. "Pues los ciudadanos, explicó Silva, se urbanizan sin necesidad de vivir en ciudades. O al menos, sin vivir en ciudades con límites precisos, centros históricos y/o comerciales reconocibles y una distribución radial (el modelo de ciudad que ha imperado en Occidente durante la era moderna)". Por ejemplo, más de la mitad de la población de EE.UU vive en localidades plenamente urbanizadas, pero que carecen de todos los atributos con los que tradicionalmente se ha identificado a las ciudades. También el surgimiento de megalópolis como México D.F. o Sao Paulo -que han crecido de forma incontrolada por la incorporación desordenada de sucesivos núcleos poblacionales a lo largo de las últimas décadas del siglo XX- está relacionado con la expansión y consolidación de ese urbanismo sin ciudad.

Además, no hay que olvidar que actualmente, gracias a la tecnología, una persona puede acceder sin moverse de su casa -esté ésta donde esté- a muchos bienes y servicios que hasta hace poco tiempo sólo se ofrecían en las grandes ciudades: desde espacios de encuentro con individuos de gustos y aficiones parecidas (los chats y foros se han convertido en nuevas plazas públicas de la sociedad red) a servicios administrativos, burocráticos y financieros (en los últimos años, Internet se ha llenado de oficinas virtuales). "De hecho, señaló Armando Silva, en algunas zonas de EE.UU, ya se han tenido que poner en marcha iniciativas públicas para potenciar el uso físico de las ciudades, mientras en América Latina crece la preocupación por el abandono de sus centros históricos".

A juicio de Armando Silva urbanizar es mucho más que poblar el mundo de ciudades. "La urbanización, explicó, genera paradigmas cognitivos y normas sociales que determinan nuestro comportamiento y nuestras relaciones con los demás". Así, tras los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, el poder está intentando urbanizarnos en el terror y para ello están favoreciendo la creación de auténticas "ciudades (y edificios y casas y apartamentos) fortalezas" dotadas de herramientas tecnológicas que permiten controlar y vigilar los movimientos de los ciudadanos (a los que se convierte, automáticamente, en individuos sospechosos). "En este contexto, advirtió Silva, el miedo ya no es sólo un instrumento que utiliza el poder de forma excepcional para encauzar situaciones conflictivas, sino que encarna el rostro cotidiano del poder contemporáneo". Si antes se nos identificaba con un análogo físico, una foto (que representaba el símil de uno mismo), a día de hoy, en ciertos aeropuertos, uno de los espacios más globalizados que existen (y donde todos somos sospechosos), se nos puede identificar por un elemento químico: el ADN. Se pasa así de un proceso de identificación montado sobre la iconografía a otro que utiliza restos del cuerpo. "Es decir, subrayó Silva, de lo similar -una imagen fotográfica-, a lo deducible en un laboratorio -un pedazo de mí materialidad corpórea, el ADN-. De lo indicial a la certeza".

- Frente a la noción (ya desgastada por el uso mediático y político) de globalización, Armando Silva prefiere hablar de expansión de culturas trasnacionales. "La amenaza, señaló, de que la globalización aplastaría las identidades locales propiciando una total homogeneización cultural, no se ha cumplido. Sin embargo, nadie puede dudar de que cada vez hay más fenómenos culturales transnacionales". Por ejemplo, jóvenes de países muy distintos y distantes comparten los mismos referentes culturales, vistiéndose de una manera similar, escuchando músicas semejantes y reuniéndose en espacios -físicos y virtuales- muy parecidos (centros comerciales, chats...).

En el mundo contemporáneo, el Estado-nación, concebido como "unidad de destino en lo universal", ha entrado en crisis. Y si en la modernidad, la mayor parte de las relaciones entre países distintos se producía a nivel estatal, a día de hoy, cobran cada vez más fuerza y protagonismo las alianzas estratégicas que se establecen entre ciudades. "Como ocurre en este proyecto, señaló Armando Silva, que relaciona Buenos Aires con Bogotá, Lima o Sevilla, y no Argentina con Colombia, Perú o España". A su vez ha entrado en crisis el concepto de "espacio público" (heredado de la Revolución Francesa), apareciendo fenómenos como las llamadas "ciudades corporación" o los Centros Comerciales que, aparentemente, son "públicos", pero tienen reservado el derecho de admisión. También Internet o los sistemas de televisión digital representan actualizaciones contemporáneas de ese noción de "espacio público" (que no es algo que venga dado, sino que se tiene que conquistar), pues ambos medios permiten el desarrollo de nuevos conceptos de vecindad, donde se mezcla el interés por lo local con la posibilidad de acceder a informaciones, debates y productos generados en puntos remotos del planeta. Todo esto hace que distintos autores e investigadores (desde el catalán Manuel Delgado al latinoamericano García-Canclini) vean en la defensa y reivindicación de este "espacio público" una de las principales estrategias para propiciar una mayor democratización de nuestras sociedades.

- La teoría de los imaginarios urbanos se construye sobre la tesis de que en las últimas décadas se ha producido un importante giro en la economía de las sociedades occidentales (y, por extensión, del resto del planeta), pasándose de un capitalismo basado en la producción a un capitalismo basado en el consumo. "Según el psicoanálisis, recordó Silva, el sexo se enmarca en el ámbito de las pulsiones, no de los instintos (que son aquellas necesidades que tenemos que satisfacer obligatoriamente para poder sobrevivir: es decir, beber, comer y soñar). Y por analogía, el consumo es pulsión: la compulsión a la compra". En la modernidad, la organización económica capitalista respondía a criterios racionales. Sin embargo, a día de hoy, el sistema productivo capitalista no trata de satisfacer las necesidades de los sujetos, sino que se dirige a sus pulsiones y deseos. El sistema de producción corporativo de hoy es absolutamente racional, pero para los ciudadanos el consumo es emocional "Antes, indicó Armando Silva, los niños y niñas tenían un muñeco, ahora poseen decenas, miles de barbies coleccionables. Y cada cierto tiempo (cumpleaños, navidades...) van recibiendo nuevos regalos a los que, con frecuencia, ni siquiera prestan atención".

En esta nueva fase del capitalismo, han aparecido fenómenos como el "shopping" que consiste, no exactamente en ir de compras, sino en "pasear la ciudad" haciendo escala en algunos de los nuevos templos de las urbes contemporáneas -los grandes almacenes y los centros comerciales- con la ilusión de consumir algo. Según Armando Silva la irracionalidad consumista está en la propia base de la sociedad contemporánea. Una irracionalidad que nos conduce a una situación paradójica: no se puede consumir tanto porque el mundo no tiene recursos suficientes; pero, al mismo tiempo, no se puede dejar de consumir porque entonces se desmoronaría la maquinaria productiva que permite la supervivencia del sistema (y, por tanto, la supervivencia de los mismos trabajadores).

- A la teoría de los imaginarios urbanos no le interesa, por tanto, enfocar la "ciudad real", sino la ciudad imaginada que no se define en términos geográficos y administrativos, sino en términos psicológicos y simbólicos. Armando Silva parte de la certeza de que el orden imaginario desempeña un papel clave en la vivencia y percepción de una ciudad.

A su juicio, en las sociedades contemporáneas, la construcción de estas ciudades imaginadas se encontraría determinada por este juego de seis combinaciones que interactúan entre sí para definir el paso de una sociedad pensada en sus hábitos sociales hacia otra pensada en las pulsiones psicológicas, adelantando así las precondiciones dentro de las cuales se escenifican los imaginarios sociales: espacio / tiempo; ciudad / urbanismo; localidad / globalidad (o mejor transnacionalidad); imagen analógica / imagen pos-icónica; producción / consumo; ciudad real / ciudad imaginada.

En el primer escenario se marca la desterritorialización del lugar arquitectónico como objeto físico y el paso hacia una noción de red y de interacción perceptiva. En el segundo, el desarrollo de "urbanismo sin ciudad" como situación particular de la época en donde no se requiere vivir en un casco citadino para ser urbano y sujeto a la urbanización. En el tercero, los efectos de la superación de los límites de las ciudades, de las naciones, de los lugares, para ceder a un orden trasnacional que reelabora lo local en lo económico, lo mediático, lo tecnológico y lo cultural. En el cuarto, la redefinición del estatuto de la imagen de naturaleza analógica ante otra en que ya no se basa en la reconstrucción de una semejanza a un objeto que busca representar en su iconicidad, sino en un código matemático que surge de cálculos numéricos y que arroja más bien similitudes (no semejanzas) para concebir nuevos percepciones pos-icónicas.

En el quinto escenario, nos encontraríamos ante el paso de una sociedad de la producción propia de la modernidad industrial a otro modelo fundado en el consumo, en el cual la fabricación de productos, sean de naturaleza física o virtual, se dispara a limites "irracionales" (e inmedibles), pues ya no se trata de vender ni de producir de acuerdo a "necesidades reales". Y en el sexto escenario, nos topamos con la emergencia de un nuevo "urbanismo ciudadano" que vive las ciudades según los imaginarios que los habitantes hacen y comparten de ella, donde las percepciones grupales generan los nuevos croquis ciudadanos y desde donde se puede pensar en conquistas sociales basadas en deseos subversivos.

Estos puntos de vista ciudadanos, donde los habitantes se urbanizan por ser ellos quienes las colman de sentidos, van a desplegar muchas polifonías narrativas que hacen que la ciudad pueda ser definida en calidad de un efecto imaginario de lo urbano (que viene desde afuera y afecta a la ciudad urbanizándola). En fin, se fortalece el paradigma de una ciudad imaginada propia de las mentalidades sociales y de materia etérea que se sobrepone muy fuertemente a la ciudad física, más ligada a la tierra y al soporte físico. La necesidad de abordar estos nuevos fenómenos urbanos utilizando paradigmas psicológicos se explica en cuanto que las relaciones entre individuo y sociedad quedan replanteadas a partir de nuevas cargas, tanto en lo económico como en lo social, que recaen, en gran medida, sobre los hombros de los sujetos individuales.

Las ciudades imaginadas se contraponen así a la ciudad real, pero Armando Silva cree que "eso que llamamos realidad, se produce más en las ciudades imaginadas que en las reales". Por ejemplo, si en google pones Aracataca (la "ciudad real" en la que nació García Márquez), salen muy pocas entradas; pero si introduces la palabra Macondo (la "ciudad imaginada" por el autor de Cien años de soledad), aparecen decenas de miles de registros. O como lo podemos ver en los avances de los nuevos formatos televisivos (Reality, Talk Shows o concursos espectaculares) que parecen cada vez mas concentrarse en los límites que pone la misma pantalla, antes que en la realidad referencial (u objetiva), instaurando una hiperrealidad imaginada que se ofrece como un equivalente de la realidad. Investigadores del medio (como G. Imbert) se preguntan si la televisión no se ha olvidado en su nueva fase del "mundo objetivo", para recrear una escenificación de una realidad cada día mas autoreferencial (o imaginada) dentro de una estructura comunicativa tan especular como espectacular.

Por todo ello, la teoría de los imaginarios urbanos -que Armando Silva describe como una "nueva antropología del deseo ciudadano"- no busca verdades constatadas, sino creencias compartidas (construcciones sociales). "Es una teoría, explicó Armando Silva, que parte de la convicción de que en una ciudad hay muchas ciudades hechas por puntos de vistas ciudadanos (la ciudad de los hombres y de las mujeres, de los homosexuales y de los heterosexuales, de los niños y de los mayores, de los ricos y de los pobres...), pues la experiencia urbana contemporánea no es genérica, sino que está fraccionada". Los imaginarios urbanos no pertenecen ni a individuos concretos, ni a la sociedad en su totalidad. Son colectivos y reflejan los deseos, miedos, creencias y sentimientos en general de grupos específicos de ciudadanos (las mujeres, los niños, los emigrantes...).

De este modo, el objetivo de este proyecto no es diseñar mapas empíricos que ofrezcan una representación global y cerrada de la "ciudad real", sino crear "croquis" -provisionales y variables- en los que se muestren distintas percepciones y prácticas urbanas que conviven en una misma localidad. Siempre teniendo en cuenta que dichas percepciones y prácticas están condicionadas tanto por la experiencia grupal como por la imagen de la ciudad que construyen los medios de comunicación (televisión, prensa, radio) y los relatos literarios y cinematográficos.

Los imaginarios urbanos son plurales y polisémicos y, por tanto, exigen un abordaje teórico-práctico flexible y multidisciplinar. "En una primera fase de la investigación, recordó Armando Silva, nos centramos en la dimensión comunicativa de estos imaginarios". Después, analizaron su potencial estético, vinculando algunas producciones de este proyecto con propuestas de arte público (incluso llegaron a presentar la investigación en el marco de la Documenta 11 de Kassel). En el momento actual, también conciben los imaginarios como hechos políticos capaces de generar "efectos ciudadanos que permiten una mayor democratización de la sociedad". "En La Paz (Bolivia), ejemplificó Silva, centenares de ancianos, parodiando los desfiles de las reinas de la belleza, se manifestaron desnudos por una de las avenidas principales de la ciudad (El Prado) para reclamar que se les pagara sus pensiones. De este modo, utilizaban sus propios cuerpos desvencijados para mostrar simbólicamente su miseria. Ese gesto performativo que jugaba con los imaginarios urbanos de la capital andina, tuvo un enorme efecto político".



La teoría de los imaginarios urbanos trata de estudiar cómo se enuncia (cómo se significa en una colectividad) la ciudad desde una serie de determinantes narrativos (de puntos de vistas ciudadanos) que, evidentemente, se cruzan entre sí. Tres de estos determinantes proceden de las teorías sociológicas tradicionales: el género (que nos permite conocer la ciudad masculina, femenina, gay...); la clase social (un factor especialmente significativo en América Latina, donde las diferencias de clase están muy acentuadas); y la edad (siguiendo la división en cuatro grandes grupos propuesta por la UNESCO: 0-14 años, niños; 15-29 años, jóvenes; 30-65 años, adultos; más de 65 años; mayores). "A modo de ejemplo, indicó Armando Silva, podemos decir que hay espacios urbanos en todas las ciudades que son percibidos como muy peligrosos por las mujeres (sobre todo por las jóvenes) y no por el resto de la población". Otros determinantes que se tienen en cuenta son la formación académica, la ocupación profesional (la ciudad de los oficinistas es muy distinta a la ciudad de los repartidores o de los obreros) o la procedencia geográfica (por ejemplo, hay claras diferencias entre cómo perciben una ciudad sus habitantes autóctonos y cómo la imaginan los inmigrantes que acaban de llegar a ella) de los encuestados.

En los formularios, se mezclan preguntas genéricas (que son comunes para todas las ciudades), con cuestiones concebidas específicamente para cada localidad. De este modo, los formularios nos proporcionan información concreta sobre, por ejemplo, qué tipo de transportes utilizan los jóvenes sevillanos, cuál el punto de encuentro de los más mayores en Montevideo o si en Lima existen espacios de ocio vedados a las clases más acomodadas (y viceversa). Pero al ser procesados como registros numéricos e introducidos en una base de datos, también nos permiten llevar a cabo estudios comparativos entre las distintas culturas y ciudades analizadas.

Aunque utiliza herramientas metodológicas de las ciencias sociales, la teoría de los imaginarios urbanos no es estrictamente científica. No pretende buscar verdades, sino detectar creencias compartidas. Y no importa que dichas creencias sean reales o irreales, porque esta teoría se construye en el campo de lo simbólico, no de lo empírico. "En cualquier caso, subrayó Armando Silva, se intenta ser lo más riguroso posible. Por ejemplo, en la elaboración de los formularios se tiene mucho cuidado, evitando que la redacción de las preguntas condicione las respuestas que dan los entrevistados".

En estas investigaciones sobre los imaginarios urbanos -que se pueden identificar con el fuera de campo de la fotografía (pues son invisibles, pero activan la visibilidad)- el trabajo con imágenes es muy importante. Por un lado, se recapitulan y analizan documentos gráficos y audiovisuales pre-existentes sobre las ciudades estudiadas. Por otro lado, se apuesta por la creación de producciones visuales propias. En ambos casos, las imágenes son analizadas desde una perspectiva semiótica (con fuerte referencia a Charles Peirce) para encontrar qué hay en ellas de contenido social -de pose o studium, en la terminología de Roland Barthes- y qué de contenido puramente visual (de punctum, siguiendo con la terminología del autor de La cámara lúcida). A su vez, en el marco de estas investigaciones se organizan recorridos por la ciudad, al estilo del flâneur (paseante) descrito por Baudelaire y Walter Benjamin. Igualmente se llevan a cabo seguimientos visuales de puntos concretos de la ciudad (mediante una observación pormenorizada de sus cambios a lo largo del tiempo).

Por otro lado, desde la convicción de que el imaginario de una ciudad también está en los "cachivaches" que genera, se realizan las llamadas "arqueologías citadinas", excursiones por el entramado urbano para recoger y catalogar todo tipo de "objetos" (desde ruidos y voces a tarjetas postales, pasando por carátulas de discos o muebles abandonados...) característicos de las localidades estudiadas. "Estos objetos residuales, subrayó Silva, nos permiten desentrañar la evolución de los gustos y de los intereses de los habitantes de las ciudades analizadas, poniendo en marcha una especie de operación deconstructiva que, con frecuencia, nos lleva al origen de ciertas actitudes y tendencias detectadas en los formularios".

También se analiza cómo se ve y se representa en cada ciudad las otras ciudades incluidas en el estudio. "Hemos observado, señaló Armando Silva, que hay un gran desconocimiento sobre cómo son el resto de las ciudades". En este sentido sorprenden algunos datos. Por ejemplo, numerosos encuestados de Bogotá no tenían ninguna referencia de Quito y sólo asociaban a Asunción con golpes militares y fútbol. A su vez, en Barcelona (única ciudad europea que, hasta el momento, se ha incluido en el estudio, aunque tras la incorporación de Sevilla existe la posibilidad de extender la investigación a otras localidades de la cuenca mediterránea), mucha gente se imagina Sao Paulo como una ciudad festiva y pasional (confundiéndola con Río de Janeiro), mientras piensa que Bogotá (que está a más de 2.500 metros de altitud) es un lugar cálido y soleado, como si fuera una ciudad del Caribe.

Pero además de realizar estas tareas de investigación y documentación -en las que, hasta ahora, han participado más de 400 personas-, Ciudades imaginadas se ha concebido en todo momento como un proyecto propositivo. "Nosotros, comentó Silva, no nos contentamos con ser investigadores sociales, también queremos ser productores de objetos culturales". En este sentido se sitúan sus propuestas de "representaciones urbanas paralelas" que incluyen, entre otras cosas, pequeñas películas en vídeo que deconstruyen los códigos publicitarios para introducir contenidos subversivos. A su vez, de cada una de las ciudades analizadas se publica un libro (Bogotá imaginada, Barcelona imaginada...) en el que varios escritores trasladan a un lenguaje literario los datos que se han ido recapitulado a través de formularios, recorridos urbanos, análisis de noticias aparecidas en prensa... "El objetivo de este taller, concluyó Armando Silva, es montar un equipo de trabajo que explore los imaginarios urbanos de Sevilla, de modo que en un par de años podamos publicar una primera edición del libro Sevilla imaginada".



SOBRE PROYECTO EL PROYECTO CIUDADES IMAGINADAS


Comienzo por definir la ciudad que buscamos dentro del proyecto que presento.
Hoy nos referimos a lo urbano no sólo en cuanto al casco físico dentro de ciertos límites geográficos, pues no sólo el mundo se globaliza, sino al mismo tiempo se urbaniza por fuera de las ciudades.

Por ello, la ciudad rompe, excede sus definiciones tradicionales. No diría que la ciudad sea la urbe entendida como el lugar donde se construye, sino más bien habría que entenderla hoy en calidad de proyecto tanto de cultura como de gestión. Proyecto es una palabra que bien integra los motivos arquitectónicos tradicionales de hacer ciudad, como son manejo de unos volúmenes y la luz sobre un espacio y sus estilísticas, con lo novedoso de ahora, que consiste en consolidar un paradigma temporal para definir la ciudad más bien en cuanto a recorrido ciudadano.

En Estados Unidos más del 50 por 100 de las ciudades se hacen siguiendo los «largueros » de las carreteras con referencia a algunos puntos focales, como centros comerciales, centros académicos o emporios industriales o aeropuertos regionales, entre los cuales se elevan viviendas suburbanas. Pero este recorrido por el «larguero» se puede asimilar a la ciudad del aire, esa otra que pasa por las redes telemáticas y que se sobrepone a la física para intervenirla y temporalizarla como nunca antes. La ciudad como proyecto querría decir que existe más en la mente que en un centro geográfico. Quiere decir que vivimos una descentración de las ciudades al mismo tiempo que se hacen esfuerzos por recuperar los centros históricos. De modo provisional puedo decir que la ciudad es hoy día un proyecto posturbano y que su definición va más del lado del sujeto que la vive que del espacio en que se la construye.

En consecuencia, se ha vuelto importante el estudio de los imaginarios urbanos, los cuales se preocupan por descifrar los croquis ciudadanos antes que los mapas físicos de las ciudades. Los imaginarios urbanos estudian la puesta en escena de deseos ciudadanos.

La ciudad siempre ha estado en deuda con el teatro y lo sigue estando. Escenificar quiere decir hacer visible por cualquiera de los medios en que hacen la representación urbana.

Sólo que al ser una teoría tanto del teatro, sus polifonías, como del deseo, sus anhelos y frustraciones, se parte de que tales visibilidades son complejas. El deseo, más que cualquier otro tema humano, se presenta enmascarado. En ocasiones sale, digamos, «puro» a la luz pública y en otras se expresa más bien de maneras desplazadas. Estudiar la ciudad desde los imaginarios nos lleva a incluir en el patrimonio urbano muchas «irracionalidades» urbanas que salen de una lógica marcada por la historia de la ciudad occidental, renacentista o perspectivística o de la lógica del capital que hizo la ciudad industrial para entrar en definiciones de simbología más local.

Así, cada ciudad la vemos construyendo su propia urbanidad. Hace unos años se podía decir que las ceremonias quechuas o aimaras que toman las calles de La Paz correspondían a muestras de residuos provincianos o campesinos sobre la vida urbana «auténtica» pensada desde modelos imperativos. Hoy las entendemos como una de las maneras de ser urbanos los paceños. En ese sentido, también se descubre en esta mirada una vocación democrática y política hacia un reconocimiento por las fronteras interculturales.

Si proponemos el término imaginario lo hacemos para aludir a una producción mental de los ciudadanos que marcan el modo de usarla. Trabajamos en nuevas técnicas de análisis sobre soportes imaginarios y sobre un régimen de percepción ciudadana donde los ciudadanos se expresan, como diría Metz para el cine, «bajo una suspensión temporal de la verdad». Claro que agrego algo: esa tal suspensión, ese régimen imaginario de los ciudadanos, se constituye en el filtro cognitivo desde donde se usa o se evoca la ciudad, los dos grandes capítulos hacia donde apuntamos.

Lo anterior conlleva a una nueva caracterización del sujeto urbano. Sería así aquel portador de marcas de enunciación de modos de ser urbanos en cada región. Uno se expresa como representante de algún modo urbano y en esto se puede coincidir con modos internacionales o modos especialmente locales de ser urbano. Uno puede «deslocalizarse» en Internet y allí mismo volver a localizarse en red con usuarios que nos identifican bajo la coincidencia de ser de los mismos. El catalán J. Echevarría, interesado por la ciudad telemática, dice que no es cierto que todos en Internet vamos a terminar hablando inglés. Más bien estamos asistiendo a la libre convivencia de múltiples lenguas, incluso de las más reducidas en extensión, como algunas lenguas indígenas en América Latina con comunidades hablantes muy reducidas, pero que usan Internet como los «Wvas» en parte del Amazonas, o bien se usa Internet para expresar las más íntimas experiencias como las sexuales entre «chateadores» apasionados.

El sujeto urbano de hoy, así, responde más a una desterritorialización de los espacios sociales para ganar en una «reterritorialización» de sus emociones individuales. Dentro de esta dialéctica se están dando varias luchas ciudadanas por ganar para la colectividad lo que se dispone hacia la exasperación del deseo individual. Esa lucha entre un sentido público ciudadano a lo Habermas y otro de la expresión del delirio por la vida privada del riesgo y el consumo que recuerda el también alemán U. Beck. Es el mismo camino de varias corrientes de arte público que al salirse de los museos para operar en la ciudad terminan proponiendo un arte público ciudadano. Pero sus «intervenciones» más que espaciales son de naturaleza temporal.

Intervenir una parte de la ciudad, a la manera de escultores como Buys o luego Christo, es intervenirla toda. Esto es el «efecto mariposa» de los ecologistas. Si una mariposa toca la hoja de un árbol interviene todo el bosque. Tiempo más que espacio.

En fin, nuestros estudios sobre culturas urbanas desde la subjetividad ciudadana van dirigidos a todos aquellos que deseen entrar en nuevos modos de entender la ciudad más a tono con el pensamiento contemporáneo. Se puede decir que con esta tendencia de estudios de ciudad pasamos de una ciudad de los arquitectos, que si involucraba al habitante lo hacía de modo pasivo, y muchas veces en calidad de cliente, hacia una ciudad de los ciudadanos donde hacer ciudad responde a un trabajo colectivo en el cual las aspiraciones, las frustraciones y los deseos ciudadanos se encuentran para pensar o evocar el futuro. De la misma manera, el proyecto le da gran importancia a los medios y a la televisión o a la literatura y las artes por sus relaciones con el hacer urbano.

La relación entre televisión y ciudad se hace cada vez más estrecha, hasta el punto que se puede decir que la ciudad es televisión. Se ha dicho por parte de R. Silverstone, en Inglaterra, que pasamos de una sociología de clases a una de la pantalla. La pantalla de la televisión es emblemática de las otras, las de los computadores, el dinero plástico y demás. Varias de las actividades diarias se hacen cada vez más por medios electrónicos y no cara a cara. La televisión comenzó la revolución de la comunicación a distancia, no personalmente, pero sí manteniendo la simultaneidad del tiempo de encuentro. Esto lo potencia al máximo el Internet. La misma televisión se está transformando y pronto la tendremos ya en buena parte interactiva con el televidente-ciudadano, lo cual lo comenzó el Minitel en Francia ya hace unos años. También es cierto lo contrario: que vemos y recorremos la ciudad como se asiste a la televisión. Los sociólogos norteamericanos como Eduards Soho, Mike David o Dean MacCannell hicieron popular la acepción de «Theme Parks» para hablar de ciudades inspiradas en Disney que se recorren por temas, como son aquellos de «Adventur-land» o «Micke-Castlle», como lo aprecia quien vaya a las ciudadelas Disney en Arenheim, Los Ángeles. Es en ese sentido que las ciudades se vuelven temáticas, copiando la programación de la televisión: «Shopping Center», «estaciones de gasolina» o «ciudad Rosa y de la rumba», y así sucesivamente.

Pero, además de lo anterior, la televisión pone a rodar representaciones de sexo, violencia, amor que luego repiten los ciudadanos. El efecto de nuestras telenovelas de América Latina en la forma de expresar los códigos culturales de amor en sectores medios y populares es evidente. En las estadísticas que tenemos se puede decir que los ciudadanos de toda América Latina le dedican un promedio de más de la mitad del tiempo libre a ver televisión.

No se nos debe escapar que los medios son tanto empresa económica como cultural. Hoy los medios los dirigen ejecutivos antes que comunicadores dispuestos a darle al público lo que les sea atractivo. Es interesante desde los estudios de los imaginarios observar las representaciones de los medios en cuanto a sintomáticas de verdades más profundas de la sociedad, inconfesables o desviadas. Por ejemplo, hasta donde la carnavalización del cadáver, como fetiche de la muerte, que es la parte central de todas las telenoticias, no corresponde a un goce perverso de la sociedad que todos los días prende el televisor para ver el desfile de muertos de las noticias diarias. La televisión, de esta manera, no sólo es una máquina psicótica que no para de hablar, sino también el espejo cóncavo que oculta mostrando lo contrario.

Pero la ciudad también es literatura. La ciudad se encuentra desde muchas figuraciones y cada una responde a las posibilidades de sus géneros y formatos. La fuerza subterránea que une a la literatura y a la ciudad se fundamenta que en ambas el ser humano es el protagonista de sus propias ficciones. Como ciudadano soy un ser de deseos y como autor o lector de literatura viajo alrededor de lo que quisiera ser. Escribir la ciudad es volverla escritura, hacerla entrar en la ficción desde el sentimiento. Los estudios de la hermenéutica como los de P. Ricoeur reconocen que el mérito de Freud consiste en haber llevado el lenguaje a la articulación con el sentimiento y demostrar que la conciencia y sus justificaciones son una mentira que se basa en fantasías de lo inconsciente. Que, a su vez, lo inconsciente, como lo enfatiza el filósofo mexicano M. Beuchot, es otra mentira. La cultura sería el resultado de este cúmulo de mentiras o ficciones y los estudios sobre imaginarios una de las bases metodológicas más cercanas a la verdad (porque hace efecto en nuestros cuerpos) de la fantasías ciudadanas. La cultura como un sueño despierto que se expresa en muchos géneros. El grafiti, por ejemplo, se encarga de pintar muros «diciendo lo prohibido socialmente». De ahí su perversión. Escritura perversa. El grafiti dice lo que (oficialmente) no debiera decir. Se opone a la publicidad, que, al contrario, dice todo lo que hay que decir. Entre publicidad y grafiti se escenifican los escenarios cotidianos como inscripciones visuales.

Entonces en esta visión que presento, el sobrevalorar los símbolos urbanos sobre la arquitectura es una estrategia para captar más al ciudadano que sus entornos físicos.

La hermenéutica se preocupa por lo que está hecho de símbolos. Para los imaginarios, hemos dicho, nos interesa estudiar los fantasmas urbanos. Una marca indescifrable de la ciudad con distintos niveles de creación inconsciente. Fíjese que el infante aprende a conocer los objetos a través de las designaciones del lenguaje y de los significados que les da su cultura y sólo luego los objetos, secundariamente, reciben su existencia natural. Se abre un importante capítulo sobre cultura e inconsciente. A propósito, Juliet Flower acaba de lanzar una revista sobre este gran campo intelectual: The Journal of Cultura and the Unconscious, en San Francisco, en la cual participo. Se trata de indagar por las relaciones entre memoria e individuo. El olvido no sólo es un hecho natural, sino que también lleva una parte activa, y olvidamos porque así lo queremos: hay una fuerza del olvido. Cada ciudad construye sus hitos de memoria social.

Acontecimientos que privilegian para olvidar o recordar o distorsionar otros. Esos hitos pueden ser nuestros emblemas. Las madres de mayo en Argentina se caracterizan no sólo por ser madres, sino por no dejar olvidar un momento álgido de su historia reciente o por transformarlo en otras energías sociales. Alrededor de ellas han surgido temas urbanos de la nueva ciudadanía que se proyectan como imaginarios propios de la vida diaria. Bogotá nace como ciudad moderna en 1948 cuando asesinan al gran líder popular Jorge Eliecer Gaitán. La ciudad es destruida y emerge una nueva de sus ruinas. Allí se ubica, en esa memoria fatal, el imaginario del nacimiento de la violencia en Colombia hasta nuestros días.

Pero hablemos de algo menos dramático emplazando otra simbología. La relación entre mujer bella, reina y construcción de modernidad es algo de peso en la vida diaria en la Venezuela urbana. Venezuela tiene el récord mundial de reinas de belleza. Son once hasta el momento. Antes se reconocía su petróleo. Les cuento que la primera participación democrática de voto popular se hizo en Venezuela en 1944 para elegir una reina de un equipo de béisbol.

Hoy las «misses» tienen presencia nacional indiscutible y operan como parte de un orgullo nacional que admite algo que se hace bien, como lo fundamenta un estudio de Tulio Hernández (quien me acompaña en esta mesa) y otros colegas caraqueños. En fin, los símbolos colectivos representan puntos de encuentro de individuos que desde allí se expresan. Por eso su poder social...

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Aquí termina la edición hecha para la clase. Si quieres saber más del tema, puedes encontrar los artículos completos y más en estos links:


Entrevista a Armando Silva:

Bogotá Imaginada:

Libro completo:

jueves, 22 de noviembre de 2012

Para el día lunes 26 de noviembre de 2012 deben:


1) Hacer el deber que indiqué en clase (las instrucciones están detalladas más abajo donde dice:  "Cultura Urbana - En Clase - Deber").

2) Leer los textos con la etiqueta CULTURA URBANA.  Habrá control de lectura.